miércoles, 24 de febrero de 2016

Recomendaciones prácticas para cuidar a una persona adulta mayor con dificultades cognitivas, emocionales y conductuales

II entrega Semana temática del adulto mayor
Es posible desarrollar habilidades que mejoran la calidad de vida del adulto mayor y la persona cuidadora.
Por Mónica Salazar Villanea y María José Quesada Pastor
Retomando la idea principal de nuestra primera entrega debemos insistir en que la vida presenta ocasiones de retos inesperados como el del cuido de otra persona, pero ello no debe implicar renunciar al bienestar y la calidad de vida. Cuando una persona asume el rol de cuidador es necesario que se enfoque en lo importante: dar apoyo y cuidar a su ser querido, pero sin descuidarse a sí misma. A continuación, le daremos algunas sugerencias de posibles recomendaciones prácticas que podrían ayudarle para manejar y convivir con las dificultades que podrían presentar las personas mayores en condiciones de dependencia.
  1. Planificar  los cuidados
Para facilitar el cuidado de su ser querido, es trascendental priorizar y administrar sus fuerzas y sus recursos. Tome en cuenta que aunque en ocasiones todo parece importante o urgente, debe aprender a darse permiso para dejar de presionarse o culpabilizarse si una tarea no puede realizarse de inmediato o una situación no tiene una solución clara.
Para empezar a planificar mejor los cuidados debe  intentar identificar todas las tareas que debe realizar para organizarse mejor, distribuir la energía y reconocer los límites. Para esto es recomendable:
-Identificar las tareas requeridas y la cantidad de horas que puede tomarle realizarlas: por ejemplo, bañar a la persona, hacerle comida, llevarle al médico y comprar medicamentos, realizar actividades recreativas con ella, entre otras.
-Priorizar cuáles tareas son más importantes o urgentes: por ejemplo, lavar las cortinas podría no ser tan urgente como lavar la ropa ni tan importante como ir a recoger los medicamentos.
-Determinar con cuáles tareas necesita ayuda y quién podría apoyarla: por ejemplo, ver si algún otro miembro de la familia puede cuidar a su ser querido durante algunas horas o si un vecino puede ayudarle recogiendo los medicamentos de la farmacia.
-Organizar las tareas con las personas que le pueden ayudar: esto implica, por ejemplo, llamar a las personas para pedirles su colaboración para cada tarea específica y establecer los horarios en que le ayudarán.
-Supervisar las tareas que delegó: por ejemplo, verificar que el familiar que lo cuidó durante algunas horas le dio los medicamentos correspondientes o si el vecino pudo ir a recoger los medicamentos que se le pidieron.
  1. Dar apoyo emocional
Muchas veces no sabemos cómo apoyar afectivamente a nuestro ser querido y esto es uno de los regalos más valiosos que puede brindar un cuidador. Para lograrlo puede iniciar de una forma sencilla, hágale saber a la persona que usted está ahí para hablar, pero que está bien si no quiere decir nada o bien, convérsele usted sobre uno de los recuerdos felices del pasado que usted atesora en su memoria y donde su familiar tuvo un rol relevante. Esto produce una sensación de bienestar y conexión emocional. Puede también hacerle una pregunta sencilla: ¿Qué es lo que sentís? Esto abre la puerta de la comunicación. Primero escuche y luego puede darle sus puntos de vista o palabras de aliento. Puede suceder que usted no sepa qué responder a lo que le esté comunicando su familiar. No se angustie, lo  más importante es escuchar y hacerle saber a la persona que usted está allí para apoyarla.

Otra forma de dar apoyo, es reforzar el autoestima de su ser querido. Para lograr esto recuérdele alguna historia positiva de algún logro o cualidad (por más pequeños que parezcan en ese momento) y minimice las dificultades que tenga en la actualidad.
También es importante tratar de maximizar su independencia. Muchas veces las personas cuidadoras tienden a limitar a sus seres queridos por temor o facilidad, aunque en realidad sus familiares aún tengan las capacidades para desarrollar algunas actividades. Por ejemplo, a veces algunas personas cuidadores prefieren vestirles para agilizar la tarea, pero ello implica que muy pronto su familiar dejará de hacerlo del todo por sí mismo. Con más tiempo y paciencia la persona puede irse poniendo su ropa y así logramos que mantenga su funcionalidad y sensación de logro. Anime a la persona a ser lo más independiente posible.
  1. Manejo de posibles dificultades
A continuación le detallamos algunas estrategias puntuales para manejar las dificultades a nivel cognitivo, emocional y conductual, y así facilitar la vida cotidiana.

Orientación
  • Si la persona pregunta muchas veces dónde están o qué día es, tenga paciencia y no se irrite, cada vez que pregunte responda con amabilidad.
  • Oriéntele cada vez que lo considere necesario, dígale usted la fecha, el lugar en donde están o para dónde van.  Procure no preguntarle constantemente si sabe qué día es o dónde están.
  • Mantenga un calendario y un reloj a la vista de la persona para que se ubique en el tiempo, señale en el calendario fechas importantes, cumpleaños y festividades.
  • Si la persona se pierde en la casa, ponga etiquetas o dibujos a las habitaciones para que le sirvan de guía.  
  • También puede utilizar etiquetas en donde se guardan cosas importantes. Por ejemplo, en la cocina dónde están los diferentes utensilios  o, en el cuarto dónde está su ropa.
Atención
  • Cuando hable con la persona, háblele sin ruido de fondo, de manera tranquila y pausada,  asegurándose que lo mire a los ojos. Cuando termine pregúntele si entendió.  
  • No le hable como a un niño, pero simplifique las ideas para que sean comprensibles.
  • No es recomendable que le hablen varias personas a la vez.
  • Cuando la persona participe en conversaciones con varias personas, siéntese a su lado y ayúdele a encadenar las ideas de las cuales se está hablando; esto se logra haciéndole resúmenes de lo que se dice en la conversación.
  • No lo ponga a hacer más de una tarea o actividad a la vez y vaya dándole los pasos a seguir.
  • Déjelo descansar entre las actividades que realice durante el día.
  • No lo sature con tareas, conversaciones o ruidos.
Memoria
  • Ayúdele a utilizar una agenda para que apunte las cosas que  tiene que hacer o bien lo que hizo durante el día. Repasen la agenda con constancia.
  • Establezca rutinas especialmente para las horas de despertarse y acostarse, las horas de actividades y las horas de la comida.
  • Puede hacer un horario y ponerlo en un lugar visible donde la persona pueda marcar cuando ya haya realizado las actividades.
  • Utilice alarmas (despertadores o celulares) para que le avisen de las cosas importantes que debe recordar. Por ejemplo, la toma de medicamentos, las citas médicas, entre otros.
  • Enséñele a entender el listado de medicinas que debe tomar para que sea lo más independiente posible en la toma de los medicamentos, pero siempre vigilando que lo esté haciendo de la manera correcta.
Funciones ejecutivas
  • Ayúdele a planificar las tareas: qué va hacer, qué pasos requiere, cómo debe quedar al terminarla. Dé instrucciones claras, cortas y sencillas.
  • Empiece por actividades sencillas y cuando las maneje, siga con actividades más complejas.
  • Ayúdele a auto-regularse: tranquilícele, dígale que lo está haciendo bien, que mire o revise de nuevo y dígale si debe hacerlo más despacio, etcétera.
Irritabilidad
  • Intente observar en qué situaciones se pone irritable y anticípelas para evitarlas.
  • Mantenga un ambiente familiar tranquilo.
  • Intente ignorar la conducta irritable cuando está iniciando y distraiga a la persona con una actividad que le resulte placentera.  
  • Recuerde que su familiar no puede controlar adecuadamente  esta conducta por lo que no es un acto planificado para lastimarle.
Depresión
  • Busque actividades gratificantes y sencillas para que la persona realice. Una buena alternativa puede ser escuchar música de acuerdo a sus gustos o ir a dar una vuelta al parque.
  • Fomente la independencia de la persona.
  • No le diga que se anime, intente distraerlo de los pensamientos tristes.
  • Fomente la actividad física de la persona de acuerdo a sus posibilidades. Puede ser algo tan simple como salir a caminar 10 minutos.
  • Busque ayuda profesional si la considera necesaria.  

Como podrá observar, muchas de las recomendaciones son sencillas de aplicar. Poco a poco, puede incorporarlas en sus funciones de cuidado e ir evaluando los resultados. Además de poner en práctica estas recomendaciones, también es importante que empiece a cuidarse usted. En la tercera parte de este artículo se le darán algunas estrategias para que lleve a cabo esta tarea tan importante.

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