Cuanto más temprano empecemos a sembrar plenitud en nuestra vida, mejor será la cosecha para nuestro envejecer.
Por Mónica Salazar Villanea*
Envejecer es parte del proceso de vida y, dado que nuestro envejecimiento comienza desde el momento en que nacemos, debemos estar preparados para construir una vejez con bienestar y satisfacción. Muchas investigaciones científicas y recopilaciones del conocimiento y la experiencia de nuestras personas mayores, han reiterado una y otra vez que los “secretos” para ese envejecimiento positivo son, en realidad, las decisiones diarias de optar por un estilo de vida saludable.
Estos son los “secretos” o factores de protección que podemos incluir en nuestra vida diaria para lograr envejecer con plenitud:
- Ser una persona físicamente activa (realizar ejercicio físico con regularidad).
- Prevenir o controlar los factores de riesgo cardiovascular, incluyendo la presión arterial alta, el tabaquismo, la obesidad y la diabetes.
- Mantener una dieta saludable (relativamente baja en grasa, colesterol y azúcar, con suficientes verduras y frutas, alimentos con antioxidantes y pescado por ejemplo).
- Dormir bien.
- Afrontar positivamente los cambios.
- Buscar retos mentales o actividades intelectualmente estimulantes.
- Participar de actividades sociales positivas.
- Lograr cercanía emocional con redes de apoyo.
Ahora bien, es importante señalar que para el envejecimiento cerebral saludable quizás lo más importante a nivel psicológico, sea el mantener una vida activa con actitud abierta y comprometida con la búsqueda de nuevos aprendizajes. En este sentido, aprovechamos la capacidad de neuroplasticidad, o sea la capacidad de nuestras neuronas de establecer nuevas conexiones a lo largo de la vida.
Eso sí, la clave es que estos aprendizajes tengan sentido para nosotros como personas y en función de nuestros propios intereses y metas. Idealmente, que sean actividades personalmente gratificantes y significativas, no en situaciones frustrantes o que impliquen sobrecarga.
Por ejemplo, si a una persona le gusta tejer, entonces aprender una nueva puntada cada semana y entrenarla será una buena estimulación mental. Si le gusta bailar, aprender nuevos pasos o técnicas de baile será lo más conveniente o bien, por ejemplo, aprender un nuevo idioma o un conocimiento diferente. También es importante no abandonar la lectura o la participación en grupos de discusión u otras actividades culturales.
Se trata entonces de incorporar en nuestra vida retos de aprendizaje y reflexión personal pues, la vida “activa”, debe ser tanto externa (caminar o participar de grupos por ejemplo), como interna (momentos para la reflexión, el autoconocimiento y la reconciliación con nuestro pasado, nuestro presente y nuestras decisiones).
Por ello, lo esencial no es la cantidad o frecuencia de actividades, sino su calidad. Que sean actividades emocionalmente significativas para sí mismo(a).
¿Y protegen estos secretos de los cambios de memoria? La respuesta parece ser que sí.
Frente a la preocupación compartida por la mayoría de personas mayores sobre dificultades para recordar con precisión y rapidez nombres y fechas o detalles recientes de lo que acaban de leer o escuchar, o dónde han dejado algún objeto; la respuesta tranquilizadora es que parece ser parte del envejecimiento normal.
Es esperable que se tarde más tiempo para aprender y para recordar contenidos nuevos o recientes, especialmente en un momento histórico donde la velocidad de respuesta y la división de nuestra atención en múltiples tareas simultáneas parece ser parte de las exigencias de la vida diaria. Por eso, también es recomendable que se usen estrategias para mejorar el recuerdo como listas, recordatorios, alarmas y calendarios, así como es importante disminuir nuestros niveles de estrés crónico.
Las personas mayores además tienen ventajas sobre personas más jóvenes pues, basados en sus experiencias y conocimientos previos, suelen tener mayores habilidades para enfrentar situaciones cuando ponen en juego lo que se ha llamado la “sabiduría”. Los estudios demuestran también que mantienen su memoria a largo plazo, con sus habilidades motoras, sus conocimientos, su vocabulario y su capacidad para aprender y resolver problemas entre otros.
Caso distinto es cuando aparecen síntomas posiblemente patológicos de deterioro cognitivo, como desorientarse o perderse en algún lugar familiar; cometer errores frecuentes en tareas cotidianas sencillas; tener dificultad con las finanzas o problemas de lenguaje. En estos casos, así como en los casos donde haya síntomas de depresión, siempre es importante realizar una consulta médica.
La detección temprana de estos cambios patológicos es fundamental pues aspiramos a la posibilidad de envejecer con calidad y bienestar, aún en condiciones de enfermedad, discapacidad, deterioro cognitivo o síndrome demencial. Incluso en esos escenarios hay muchas posibilidades de desarrollo positivo y atención tanto para la persona como para sus familiares y cuidadores (as).
Sobre estos y otros temas asociados al envejecimiento queremos compartir con ustedes.
Les invitamos a la charla abierta de cierre y agradecimiento del proyecto “EDAD” por realizarse el Miércoles 7 de Octubre del 2015 a las 2pm en el Auditorio de la Biblioteca de Salud de la UCR.
* La Dra. Mónica Salazar Villanea, (Ph.D.) es investigadora principal del proyecto “EDAD” del Instituto de Investigaciones Psicológicas de la Universidad de Costa Rica.
Psicóloga, Neuropsicología Clínica y especialista en Gerontología.
Links de interés relacionados
Sobre el proyecto “EDAD”:
27.07.2015 UCR trabaja en la detección temprana de síndromes demenciales.
03.11.2013 Healthy aging studied in Costa Rica en Portal de Envejecimiento y Salud de las Américas
30.10.2013 Estudian envejecimiento saludable en Costa Rica
Portal de la investigación UCR:
Entrevista a la Dra. Mónica Salazar Villanea en el boletín de la RED ENVEJECER (p.3-4):
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