miércoles, 3 de junio de 2015

Cuidadores aprenden sobre autocuidado en curso de extensión docente de la UCR



  • El objetivo del curso fue fomentar estilos de vida saludables entre los asistentes, que cumplen rol de de cuidadores de otras con algún tipo de necesidad especiale.


  • Iniciativa se desarrolló en el marco del Programa Escuela para Padres y Madres del Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIP).



Desde el 4 de mayo hasta el 1 de junio pasados, se llevó a cabo en la Universidad de Costa Rica (UCR) el curso de extensión docente “El autocuidado como una estrategia para vivir mejor”. La actividad que se impartió semanalmente, tuvo como objetivo fomentar estilos de vida saludables entre las personas que cumplen el rol de cuidadores de otras, específicamente, niños (as) y adultos (as)  con algún trastorno del desarrollo o trastorno neurocognitivo.

El curso fue diseñado e impartido por Daniela Zeledón Estrada, Bachiller en Psicología por laUCR; y en las sesiones contó con el apoyo de la psicóloga Angie Aguilar. La iniciativa se desarrolló en el marco de “Escuela para Padres y Madres”, programa del Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIP) de la UCR.

Las asistentes durante el curso. 
“El rol de cuidadores siempre va a estar presente, pero también tienen que darse la oportunidad de tener otro rol: el rol de ser uno mismo. Es importante también ser una persona que se cuida y satisface sus necesidades básicas”. Enfatizó Zeledón sobre la importancia del autocuidado en los cuidadores.

Para Aguilar, este tipo de iniciativas es una manera de poner la ciencia que produce la UCR al servicio de la comunidad, y hacer el conocimiento accesible a muchas poblaciones que lo requieren. Al curso asistieron 15 personas.

¿Qué puede hacer un cuidador para mejorar su calidad de vida?

Zeledón enfatiza que pequeños cambios diarios y paulatinos, pueden incidir en mejorar la calidad de vida de los cuidadores. La psicóloga comparte algunos consejos:

1. Autobservar el cuerpo. Volver la mirada hacia uno mismo. Preguntarse cómo se está sintiendo, emocional y físicamente. Estar pendiente del momento en que el cansancio, los dolores musculares y de cabeza son persistentes y cuando emocionalmente se ven cambios; por ejemplo, aumento del sentimiento de tristeza, muchas ganas de llorar y muy frecuentes, aumento de irritabilidad, entre otros.

2. Identificar algo que le guste mucho hacer. Puede ser algo sencillo, como un pasatiempo, o una comida que disfrutaba. Una vez identificado, es importante sacar tiempo para retomar eso que le gustaba hacer, de esta manera podrá desconectar y descansar. Y hacer esto sin sentir culpa, todos tienen derecho al autocuidado.

3. Es importante conocer los límites emocionales y físicos propios. Es importante recalcar que cuidar a otra persona es un rol muy pesado y demandante por lo que el cuidado de un sujeto con alguna necesidad no debe llevarlo solo un individuo. Es relevante pedir ayuda a otros, todos pueden llegar a un punto donde ya ni la mente ni el cuerpo pueden más.

4. Conversar con los demás y pedir ayuda cuando se requiera. Familiares, amistades o grupos de apoyo de confianza son esenciales para conversar, pedir consejo o solamente tener un espacio donde pueda el cuidador (a) ser escuchado (a).

5. Hacer un tarjetita donde estén los contactos de las personas con quien cuento. Hacer una ficha que pueda utilizar en caso de emergencia donde estén las personas a las que puede recurrir, ya sea, para apoyo económico, emocional, espiritual, que ayude con el cuidado del familiar. Andar una en la cartera y tener una en la casa. Y comunicar a las personas que anotaron para saber si en realidad se puede contar con ellas.  

Las psicólogas señalan que existen espacios en distintas organizaciones e instituciones estatales donde los cuidadores pueden buscar apoyo. Entre ellas están: la oficina de la mujer de las municipalidades, hospitales y EBAIS, Consejo de la Persona Adulta Mayor (CONAPAM) y el Instituto Nacional de la Mujer.

Sacar tiempo para una misma y salir adelante es posible


Deyna Williams y Evelyn Ford, cuidadoras que
asistieron  al curso.
Deyna Williams tiene una hija de 11 años con parálisis cerebral, desde el nacimiento de la niña hasta la fecha, ha sido cuidadora a tiempo completo. “Al principio es muy duro, sobre todo porque la niña se enfermaba mucho. Hay altos y bajos, ahora está estable, y tengo más tiempo para hacer otras cosas, pero no deja de ser difícil”, comentó sobre su experiencia.

Williams, quien además está al cuidado de su madre, una adulta mayor, enfatizó que hace falta más apoyo a nivel institucional que brinde herramientas para que los cuidadores cuiden su salud. “El trato en general es muy poco humano, no piensan en los cuidadores”.

No obstante, Williams destaca  el valor de lo aprendido en el curso de extensión docente. “Gracias al curso de Escuela para Padres y Madres, ya sé cómo cuidarme a mí misma y ser feliz sin descuidar a mi hija. Y con lo que aprendí llevo la capacidad de apoyar a otros cuidadores”.

Por su parte, Evelyn Ford se sintió motivada a asistir al curso ya que, tiene una nieta con Síndrome de Turner, y pensó que podía aprender más para mejorar su labor cuando cuida de su nieta. “Fue muy interesante saber que era un curso para autocuidarme. Uno entra con una cara y sale con otra, con una gran sonrisa”.

Ford también relata cómo el curso sirvió para crear un espacio de apoyo escuchando otras historias con las que se identificó. “Uno piensa muy egoístamente y dice: ¿por qué me tocó a mí? Pero se da cuenta que hay otras personas con igual o peor situación que están saliendo adelante”.

Ambas coinciden en la importancia de que los cuidadores saquen tiempo para cuidarse a sí mismos, y buscar apoyo en otras personas. “Les digo a las cuidadoras que busquen ayuda, porque sí la encontrarán. No se encierren en un mundo donde no pueden estar solas”, exhortó Ford.

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